CURSO AUXILIAR EN ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO (40 horas)
(Special offer for a limited time)
Este curso está diseñado para proporcionar a futuros auxiliares en acompañamiento
terapéutico las habilidades necesarias para desenvolverse de manera eficiente y
humana frente a pacientes con necesidad de apoyo en salud mental.
– Dirigido a:
Toda persona que aspire a trabajar en el ámbito del acompañamiento terapéutico.
CONTENIDOS:
– Breve historia de la salud mental y del acompañamiento terapéutico.
– Campos de acción y modalidades.
– Rol del acompañante terapéutico.
– Trastornos mentales.
– Discapacidades.
– Vejeces.
– Enfermedades neurodegenerativas.
– ACV
– Cuidados paliativos.
– Estrategias de trabajo.
– Bioética.
OBJETIVOS:
1. Comprender los fundamentos y la importancia del apoyo terapéutico.
2. Comprender temáticas de salud mental y de patologías frecuentes.
3. Desarrollar habilidades de comunicación efectiva y empatía.
4. Conocer y aplicar técnicas de intervención apropiadas en diferentes contextos.
5. Obtener herramientas para enfrentar situaciones de crisis y conflictos de manera
adecuada.
Módulo 1 (5 horas)
EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO DENTRO DEL TRABAJO MULTIDISCIPLINARIO DE LA SALUD MENTAL.
A lo largo de la historia, la comprensión y el tratamiento de los trastornos mentales han
evolucionado desde perspectivas supersticiosas y religiosas hasta enfoques más
científicos y empíricos.
Los egipcios creían que los trastornos mentales eran causados por fuerzas
sobrenaturales y en algunos casos, realizaban exorcismos para tratar a los afectados.
Se describen también técnicas como la trepanación craneana, que se creía que
eliminaba los males de la cabeza. Por otro lado, en la antigua Grecia, figuras como
Hipócrates comenzaron a establecer una base proto-científica para comprender los
trastornos mentales.
Durante la Edad Media en Europa, la percepción fue que la “locura” era una
manifestación de la posesión demoníaca, lo que llevó a la persecución, encierro y la
estigmatización social de quienes sufrían de trastornos mentales. Las personas con
enfermedades mentales eran a menudo confinadas en asilos o tratadas con métodos
crueles e indignos.
Durante la Ilustración, se marcó un punto de inflexión en la historia de la salud mental.
Figuras como Philippe Pinel en Francia y William Tuke en Inglaterra abogaron por un
enfoque más humanitario para el tratamiento de los trastornos mentales. Se introdujeron
reformas en los asilos y se comenzó a promover el tratamiento humano, destacando la
importancia del entorno en la recuperación de los pacientes.
Luego y a lo largo del siglo XIX, la psiquiatría comenzó a desarrollarse como una
disciplina científica. Emil Kraepelin, un psiquiatra alemán considerado como el fundador
de la psiquiatría científica moderna, la psicofarmacología y la genética psiquiátrica,
realizó avances significativos al clasificar los trastornos mentales en categorías clínicas
basadas en la observación y la investigación. Este enfoque científico allanó el camino
para un diagnóstico y tratamiento más precisos.
Ya en el siglo XX los avances significativos en el tratamiento de los trastornos mentales
avanzaron a pasos agigantados. La introducción de medicamentos psicotrópicos, como
el litio revolucionó el tratamiento de trastornos diversos. Además, se desarrolló el
psicoanálisis, destacándose el trabajo de Sigmund Freud.
La psiquiatría social cobra gran importancia en este periodo. En Argentina, por ejemplo,
se funda basado en recomendaciones de la OMS el Instituto Nacional de Salud Mental
en el año 1957. Este instituto tenía como objetivos prevenir, promover la investigación,
asistir de manera integral a los enfermos y colaborar con la rehabilitación e inclusión
social.
En este contexto surge lo que en primer momento se denominó “amigo calificado”, una
persona que dedicaba su esfuerzo a la escucha activa y contención de los pacientes.
Esto evolucionó en el acompañamiento terapéutico propiamente dicho, teniendo en
cuenta que el AT no es un amigo propiamente dicho (aunque la relación tienda a ser
amistosa), sino un profesional que está abocado a una tarea específica.
En la actualidad la salud mental ha ganado una mayor atención y conciencia a nivel
global. Se avanza cada día más en la desestigmatización los trastornos mentales y se
promueve la importancia del autocuidado y la atención plena para mantener la salud
mental.
El acompañamiento terapéutico es entonces, una modalidad de atención en salud
mental que se ha desarrollado a partir del s. XX como una respuesta a las necesidades
de cuidado y apoyo de personas con trastornos mentales severos y otras condiciones.
Los movimientos de desinstitucionalización de pacientes psiquiátricos que tuvieron lugar
en la década de 1960 y 1970 implicaron un cambio significativo en la percepción y
atención a la salud mental, intentando alejarse de los grandes hospitales psiquiátricos o
“manicomios” y buscando alternativas comunitarias y de inclusión. En lugar de confinar
a las personas con trastornos mentales en instituciones, se buscó integrarlas en la
sociedad. Así, se reconoció la necesidad de proporcionar apoyo continuo a las personas
con trastornos mentales que regresaban a la comunidad. Surge así la figura del
“acompañante terapéutico”, cuyo papel principal era brindar apoyo emocional, social y
práctico a las personas con trastornos mentales en su entorno cotidiano.
El acompañamiento terapéutico se desarrolló a partir de una variedad de influencias:
– La psicoterapia comunitaria y rehabilitación psicosocial: promueve la
participación activa de las personas con trastornos mentales en su proceso de
recuperación y su integración en la comunidad. El acompañante terapéutico
trabaja para empoderar a la persona bajo su cuidado y para que recupere u
obtenga las habilidades necesarias para la vida diaria y la participación en la
comunidad.
– La atención centrada en la persona: el acompañamiento terapéutico se basa en
la creencia de que cada individuo es único y merece un enfoque de atención
personalizado. Se adapta a las necesidades y deseos específicos de la persona
a la que se acompaña.
En la actualidad y, en definitiva, el Acompañante Terapéutico es considerado como un
profesional de la salud mental. Su labor se lleva a cabo en el entorno directo del
paciente, proporcionándole apoyo y asistencia en su vida cotidiana. Este enfoque de
atención se caracteriza por su flexibilidad, permitiendo la creación de estrategias de
tratamiento personalizadas para cada individuo sin que ello implique separarlos de su
entorno habitual ni de sus relaciones personales. El Acompañante Terapéutico se integra
en el proceso terapéutico como un recurso altamente adaptable. La definición de los
objetivos y estrategias específicas del acompañamiento depende de diversos factores,
incluyendo el diagnóstico del paciente, pero también considerando su contexto,
personalidad, intereses y motivaciones. Es por esta razón que la intervención del
Acompañante Terapéutico siempre tiene un propósito. Y este propósito se ajusta de
manera individualizada a las necesidades y particularidades de cada persona en su
proceso de recuperación en salud mental.
Todo este trabajo siempre se debe dar en el contexto de una multidisciplinariedad.
Psicólogos, Psicopedagogos, Musicoterapeutas, Terapistas Ocupacionales, Médicos
Especialistas, F o n o a ud i ó l o g o s , Psiquiatras, Psicomotricistas, etc. Cada paciente
requerirá de uno u otro en mayor o menor medida. Esta interacción colabora en cuanto
distintas miradas sobre un mismo problema, genera la posibilidad de accionar de una
forma más completa e integradora.
MODALIDADES DEL ACOMPAÑAMIENTO Y AREAS DE INCUMBENCIA.
Las áreas de incumbencia del acompañamiento terapéutico son tan amplias como son
amplias los cuadros clínicos de los pacientes. El AT trabaja con:
– Personas con discapacidades, ya sean físicas, mentales, intelectuales, etc.
– Personas que sufran algún trastorno neurológico o neurodegenerativo.
– Personas en estadio terminal.
– Personas que requieran integración en el ámbito educativo-escolar o laboral.
Estas áreas de incumbencia determinan así las modalidades:
– Institucional.
– Ambulatorio: hogar y vida cotidiana.
– Internación domiciliaria.
– Familiar: se trata de incluir al núcleo familiar para lograr un abordaje
integral desde el principal núcleo social que tenemos.
ROL DEL ACOMPAÑANTE.
En primera instancia debemos tener en cuenta que el Acompañante Terapéutico:
– No diagnostica. Eso es función del profesional médico o psicólogo.
– No medica. Eso es función exclusiva del profesional médico.
– No interpreta cuadros. Aunque puede colaborar en el trabajo multidisciplinario
para hacerlo.
– No es un cuidador. Estos realizan tareas de higiene, alimentación, etc. El
acompañante terapéutico tiene una función específica en lo que es la salud
mental del paciente.
Como fue mencionado previamente, aunque el acompañante puede tener una relación
amistosa con el paciente, la misma no es una relación de amistad propiamente dicha.
La relación será de “profesional-paciente”, tal como ocurre como cualquier otro
profesional de la salud. De todos modos, el paciente puede interpretar que el
acompañante es un amigo. Y no está mal que así lo haga, como también hay que
respetar si el paciente presenta al acompañante como tal. Pero el acompañante debe
tener presente que la relación debe ser terapéutica, de escucha y contención.
Son funciones específicas:
– Escuchar activamente.
– Conocer al paciente.
– Acompañar el proceso por el cual el paciente requiera ayuda.
– Proponer y realizar actividades acordes a los requerimientos.
– Auxiliar al paciente en momentos de desequilibrio.
– Actuar como agente de (re)-socialización.
– Informar al equipo de salud mental sus observaciones y trabajo con el paciente.
EL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO A LO LARGO DEL CICLO VITAL.
El acompañamiento terapéutico se puede dar a lo largo de todo el ciclo vital. Para cada
etapa se deberá contar con diferentes estrategias de abordaje, aunque no sean las
mismas para todos los pacientes. Esto ayudará a captar la atención y el entusiasmo de
cada paciente y favorecer ese vínculo que comentamos anteriormente. Además de
considerar la etapa, debemos considerar al motivo específico por el cual se requirió el
acompañamiento. Por lo tanto, para definir un plan terapéutico con sus objetivos y las
estrategias que utilizaremos con cada paciente, debemos tener en cuenta su etapa
evolutiva, sus intereses y el motivo de consulta.
Niños:
– Estrategias con música y juegos.
– Estrategias de aprendizaje constructivo.
– En la escuela: estrategias para adaptación, eliminar barreras.
– Estrategias de uso de la imaginación.
– Favorecer la reflexión frente a cuestiones que el niño encuentre como adversas.
– Generar la empatía.
– Integración familiar: la familia de estos niños merece también ser considerada
en las estrategias que vayan a ser tomadas.
Adolescentes:
– Es una etapa que puede ser compleja para la aceptación del acompañante.
– La escucha activa y la empatía son los pilares fundamentales.
– Estrategias de apoyo.
– Música
– Juegos de mesa
– Dibujos
Adultos:
– Es una etapa donde el sujeto se supone totalmente desarrollado y funcional.
– Hay situaciones específicas como depresión o ansiedad que requieren del apoyo
del acompañante.
– Habrán pacientes con discapacidades y enfermedades mentales previas, que
transitaron acompañamiento en etapas previas.
– Estrategias de fortalecimiento y generación de vínculos.
– Escucha activa y empatía.
Vejeces:
– El sujeto en esta etapa no está enfermo, sino que se puede encontrar con un
desgaste e imposibilidad de mantener el ritmo de la adultez, lo que puede
requerir el apoyo y acompañamiento para sobrellevarlo y adaptarse.
– Con el aumento de la esperanza de vida, aumentan también las enfermedades
neurodegenerativas y así aumenta la demanda del acompañamiento.
– Estrategias de sostén, escucha activa y cordialidad.
– Actividades de participación social.
ACTIVIDADES.
Realizar una reflexión sobre el acompañamiento terapéutico y los roles posibles. Debe
estar fundamentado con los materiales bibliográficos facilitados, como también se puede
utilizar material extra. Arial 11; interlineado 1,15; dos páginas A4 máximo.
BIBLIOGRAFÍA
Recurrir a los archivos brindados.
Módulo 2 (15 horas)
INTRODUCCIÓN A LA SALUD MENTAL.
La salud mental es un aspecto fundamental de la vida humana que a menudo se pasa
por alto o se minimiza en comparación con la salud física. Sin embargo, su importancia
es innegable. Afecta profundamente nuestra calidad de vida, relaciones interpersonales
y capacidad para enfrentar los desafíos cotidianos.
La salud para la OMS es «(…) un estado de completo bienestar físico, mental y social,
y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Al mismo tiempo, define a
la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su
potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y
fructífera, y puede aportar algo a su comunidad».
La salud mental entonces se refiere al estado psicológico y emocional de una persona.
Involucra la capacidad de una persona para adaptarse y manejar el estrés, las
emociones, las relaciones, el trabajo y otros aspectos de la vida diaria de manera
equilibrada. Una buena salud mental no significa simplemente la ausencia de trastornos
mentales, sino la presencia de bienestar emocional y una capacidad para enfrentar las
adversidades.
La salud mental es esencial para el funcionamiento óptimo de una persona en todos los
aspectos de la vida.
– Calidad de vida: Una buena salud mental contribuye significativamente a una
mayor satisfacción con la vida y al bienestar general. Nos permite disfrutar de
nuestras experiencias, establecer relaciones significativas y perseguir nuestros
objetivos.
– Relaciones interpersonales: La salud mental afecta la calidad de nuestras
relaciones con los demás. Las personas con un estado mental saludable suelen
ser más comprensivas, empáticas y capaces de resolver conflictos de manera
efectiva.
– Desarrollo personal: La salud mental es esencial para el crecimiento personal y
el desarrollo de nuestras habilidades. Nos permite aprender de nuestras
experiencias y adaptarnos a los cambios.
– Productividad: En el ámbito laboral, la salud mental influye en nuestra
productividad y capacidad para enfrentar desafíos profesionales. Un estado
mental positivo favorece un rendimiento laboral más alto.
– Resiliencia: La salud mental sólida nos dota de resiliencia, la capacidad de
afrontar situaciones difíciles, transformarlas, y recuperarnos o salir fortalecidos.
Esta resiliencia es crucial en momentos de crisis y para crecer como sujetos.
Debemos tener en cuenta que la salud mental no se encuentra en un estado estático
sino que es totalmente dinámica y está influenciada por una variedad de factores:
– Genéticos: La predisposición genética puede aumentar la susceptibilidad a
trastornos mentales, pero no garantiza su desarrollo. La genética interactúa con
el medio ambiente y las experiencias de vida.
Estas pueden ser eventos traumáticos, abuso, duelos y otros acontecimientos.
Las experiencias positivas y de apoyo también influyen.
El ambiente social y cultural incluyen el entorno en el que vivimos, nuestra cultura
y las normas sociales. La discriminación y el estigma pueden ser especialmente
perjudiciales.
– Estrés: El estrés crónico o agudo puede desencadenar o exacerbar problemas
de salud mental. La gestión adecuada del estrés es esencial.
– Estilo de vida: Factores como la dieta, el ejercicio, el sueño y el consumo de
sustancias pueden influir en la salud mental. Un estilo de vida saludable puede
fortalecerla.
Mantener y mejorar la salud mental es un proceso continuo que requiere atención y
esfuerzo. Cuestiones como el autoconocimiento (emociones y pensamientos); el apoyo
social (familia, amigos); manejo de mecanismos de afrontamiento de problemas; hábitos
de vida saludable; y eventualmente la búsqueda de ayuda profesional son aspectos
siempre para tener en cuenta.
INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS
El psicoanálisis surgió en Viena, Austria, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX,
gracias al trabajo de Sigmund Freud, un médico y neurólogo que introdujo la idea de
que los procesos mentales inconscientes desempeñan un papel crucial en la
determinación del comportamiento humano. Su trabajo inicial se centró en la teoría de
la histeria y el uso de la hipnosis, pero finalmente desarrolló el método del psicoanálisis
como un enfoque terapéutico.
El aparato psíquico fue descripto mediante concepciones “tópicas”. Una tópica según
Laplanche & Pontalis (2004) es una: “Teoría o punto de vista que supone una
diferenciación del aparato psíquico en cierto número de sistemas dotados de
características o funciones diferentes y dispuestos en un determinado orden entre sí, lo
que permite considerarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que es
posible dar una representación espacial figurada. Corrientemente se habla de dos
tópicas freudianas, la primera en la que se establece una distinción fundamental entre
inconsciente, preconsciente y consciente, y la segunda que distingue tres instancias: el
ello, el yo, el superyó.”
PRIMERA TÓPICA (estructura mental)
– El Ello (Id) es la parte más primitiva y fundamental de la mente que representa
los impulsos y deseos que están presentes desde el nacimiento. Estos impulsos
son impulsos biológicos, como el hambre y la sed o el deseo sexual, así como
las necesidades psicológicas, como el placer y la evitación del dolor. El ello opera
de acuerdo con el principio del placer, buscando la satisfacción inmediata de sus
deseos sin preocuparse por las consecuencias sociales o morales. Básicamente,
el ello es impulsivo, irracional y busca gratificación instantánea.
– El Yo (Ego) se desarrolla a partir del ello y representa la parte consciente y
realista de la mente. Su función principal es mediar entre las demandas del ello
y las restricciones impuestas por el superyó y la realidad externa. El yo opera
según el principio de realidad, lo que significa que toma en cuenta las
limitaciones del mundo real y busca satisfacer las necesidades del ello de una
manera socialmente aceptable y pragmática. El yo también desempeña un papel
importante en la resolución de conflictos entre el ello y el superyó, tratando de
encontrar un equilibrio entre los deseos instintivos y las normas sociales.
Dependiendo de la organización del ego, estarán determinados los mecanismos
de defensa.
– El Superyó (Superego) es la parte moral de la mente. Representa los valores,
normas y expectativas sociales que una persona ha internalizado a lo largo de
su vida generalmente a través de la influencia de figuras de autoridad, como los
padres. El superyó se divide en dos componentes: el superyó ideal que establece
los estándares y metas éticas a las que aspira una persona; y el superyó crítico
que evalúa y critica al comportamiento del individuo en función de esos
estándares. El superyó actúa como lo que entendemos como conciencia interna
que genera los sentimientos de culpa o remordimiento cuando se violan sus
normas.
La interacción entre estos tres componentes daría forma a la personalidad y al
comportamiento de un individuo. Los conflictos entre los tres pueden dar lugar a
ansiedades y neurosis.
SEGUNDA TÓPICA (dinámica mental)
– El Inconsciente representa la parte más profunda y oculta de la mente, donde
residen los pensamientos, deseos, recuerdos y emociones que están fuera del
alcance de la conciencia. El inconsciente es la fuente de impulsos y conflictos
psicológicos que pueden influir en el comportamiento de una persona sin que
esta sea consciente de ello.
Dentro del inconsciente se encuentran contenidos reprimidos, como traumas,
deseos inaceptables o pensamientos perturbadores. Freud argumentó que estos
contenidos reprimidos pueden ejercer una poderosa influencia en la vida de una
persona y pueden surgir en forma de sueños, lapsus, chistes o actos fallidos.
– El Consciente es la parte de la mente que está activamente en la experiencia
consciente de una persona en un momento dado. Incluye pensamientos,
emociones y percepciones de los que somos plenamente conscientes.
El consciente es responsable de la toma de decisiones, el razonamiento lógico
y la interacción con el mundo externo; es la parte de la mente que procesa la
información de manera racional y reflexiva. Freud sostenía que el consciente es
solo una pequeña parte de la actividad mental total, y gran parte de lo que nos
influye proviene del inconsciente.
– La Censura (Preconsciente) es el nivel intermedio entre el consciente y el
inconsciente. Contiene pensamientos y recuerdos que no están actualmente en
la conciencia pero que pueden ser traídos a la superficie con facilidad si se
requiere. Es como una zona de almacenamiento temporal que facilita el acceso
a información que no está activamente en la mente consciente.
Esta desempeña un papel importante en la protección del consciente de
contenidos perturbadores del inconsciente. Actúa como un filtro que determina
qué pensamientos y recuerdos se permiten ascender a la conciencia y cuáles se
mantienen reprimidos. El proceso de censura está influenciado por las normas y
valores sociales.
Vinculando ambas tópicas podríamos entender que:
El yo es la parte consciente y realista de la mente que se encarga de mediar entre las
demandas del ello y las restricciones del superyó. Opera en el nivel consciente y se
esfuerza por encontrar un equilibrio entre las necesidades instintivas y las normas
sociales.
El superyó representa las normas morales internalizadas. Es la parte de la mente que
juzga y critica el comportamiento en función de estas normas. Opera en el nivel
consciente y preconsciente: está relacionado con la censura al influir en lo que se
permite que emerja en la conciencia.
El ello es la parte más primitiva y basada en el placer de la mente, y reside
principalmente en el inconsciente. Busca gratificación inmediata de deseos y no se ve
limitado por las normas sociales o la ética.
DSM-V.
El DSM-V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), o en castellano
“Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” es la publicación de
referencia utilizada en el campo de la salud mental para la clasificación y diagnóstico de
trastornos mentales. Es una herramienta fundamental para profesionales de la salud
mental, incluyendo psicólogos, psiquiatras, acompañantes terapéuticos y otros, ya que
proporciona criterios estandarizados para la identificación y clasificación de una amplia
gama de trastornos mentales.
Con cada nueva edición del DSM, se revisan y actualizan los criterios de diagnóstico y
se agregan nuevos trastornos o se eliminan otros. Estos cambios reflejan los avances
en la comprensión de los trastornos mentales y las investigaciones en el campo de la
psicología y la psiquiatría. El DSM-V se utiliza en una variedad de contextos clínicos,
como hospitales, clínicas, consultorios privados y centros de salud mental. Ayuda a los
profesionales de la salud mental a diagnosticar y tratar de manera efectiva a las
personas que buscan ayuda. Además de su uso clínico, el DSM-V también es utilizado
en investigaciones científicas y tiene implicaciones en el ámbito de los seguros de salud,
ya que los diagnósticos basados en él, pueden afectar la cobertura de tratamiento.
El manual sirve para:
– Clasificar de Trastornos. El DSM-V describe los criterios necesarios para
diagnosticar cada uno de ellos. Estos trastornos abarcan diversas áreas, como
trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos del espectro
autista, trastornos de la personalidad, etc.
– Criterios de Diagnóstico: El DSM-V proporciona criterios específicos que deben
cumplirse para que un individuo sea diagnosticado con dicho trastorno. Estos
criterios incluyen síntomas específicos, duración y gravedad.
– Descripción de Trastornos: El DSM-V ofrece descripciones de cada trastorno,
incluyendo información sobre la presentación clínica, la prevalencia, el curso
típico y otras características relevantes.
– Enfoque Dimensional: El DSM-V incorpora un enfoque dimensional, lo que
significa que no se limita a una clasificación categórica de los trastornos, sino
que también considera la gravedad y el impacto funcional de los síntomas. Esto
permite una evaluación más completa de la salud mental de un individuo.
Es importante destacar que el DSM-V no está exento de críticas. Algunos argumentan
que puede patologizar comportamientos normales, tener sesgos culturales o no capturar
la complejidad de la experiencia humana. Sin embargo, sigue siendo una herramienta
ampliamente utilizada y esencial en el campo de la salud mental para el diagnóstico y
tratamiento de trastornos mentales.
Los trastornos mentales no se diagnostican como otras patologías de otras
especialidades lo hacen a través de instrumentos como los estudios imagenológicos o
análisis de laboratorio. Como muchas veces el diagnóstico de los trastornos mentales
puede ser “operador dependiente” se ha propuesto el DSM como una herramienta
diagnóstica para tener un lenguaje común y ciertas “medidas de referencia” y así ayudar
a definir un abordaje más apropiado.
TIPOS DE TRASTORNOS MENTALES.
La OMS define que: “Un trastorno mental se caracteriza por una alteración clínicamente
significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de un
individuo. Por lo general, va asociado a angustia o a discapacidad funcional en otras
áreas importantes. Hay muchos tipos diferentes de trastornos mentales. También se
denominan problemas de salud mental, aunque este último término es más amplio y
abarca los trastornos mentales, las discapacidades psicosociales y (otros) estados
mentales asociados a una angustia considerable, discapacidad funcional o riesgo de
conducta autolesiva.”
Veremos a continuación dentro de los diferentes tipos de trastornos, los más frecuentes
con los que se puede encontrar un acompañante terapéutico.
NEUROSIS:
La neurosis es un trastorno que tiende a ser crónico o recurrente. El paciente mantiene
el contacto con la realidad y temporalidad. Se manifiesta mayormente a través de
angustia, dolores o malestares físicos, o ansiedad. Se interpreta que el origen de este
trastorno está en la infancia, cuando el niño se enfrenta a una prohibición sobre algo
que desea. El paciente neurótico recurrirá a los diferentes mecanismos de defensa para
protegerse de los síntomas asociados, como la represión o la proyección, entre otros.
No se encuentran causas físicas que justifiquen este trastorno. El tratamiento suele
consistir en un abordaje psicológico – psicoterapéutico y con acompañamiento, con
eventual uso de psicofármacos en los casos más sintomáticos.
TRASTORNOS DE ANSIEDAD:
Se tratan de un conjunto de cuadros clínicos con manifestaciones y evoluciones
variadas. Sentir ocasionalmente ansiedad no debe considerarse como patológico, pero
las personas con este tipo de trastornos de ansiedad propiamente dichos presentan
sintomatología excesiva, persistente y recurrente. Estos síntomas interfieren con las
actividades cotidianas y son respuestas desproporcionadas ante el estímulo.
La causa de este tipo de trastornos es variada. Se describen diferentes patologías
físicas como predisponentes (como la diabetes, patología tiroidea, dolores crónicos,
trastornos digestivos, entre otros); como también vivencias específicas de cada
persona, como ser situaciones traumáticas; o también estructuras de personalidad.
Los síntomas de este tipo de trastorno pueden incluir: agitación; taquicardia y taquipnea
o hiperventilación; palpitaciones (sentir latir al corazón); sudoración, temblores;
sensación de muerte inminente; debilidad; falta de concentración; insomnio; trastornos
gastrointestinales como vómitos o diarrea.
Vale remarcar una serie de síntomas extremos que pueden poner en un peligro
particular al paciente que incluyen: Desrealización (sensación de estar en un sueño, que
la realidad no es real); Despersonalización (sensación de verse a uno mismo en tercera
persona, fuera del cuerpo).
Los síntomas, como fue explicado, son variados y de una duración también variable.
Para lograr un diagnóstico definitivo, se suele considerar que deben persistir por meses
(ya sea el mismo síntoma o alternantes).
Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad, se recomienda remitirse al manual
DSM-V. Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág.
128. A modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Trastorno de ansiedad generalizada. Es la ansiedad y preocupación excesiva
que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un
mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades.
– Trastorno (o ataque) de pánico: es la aparición súbita de miedo intenso o de
malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este
tiempo se producen cuatro o más de lo síntomas especificados en el DSM.
– Fobias (específicas o sociales): se trata de un miedo o ansiedad intensa causado
por un objeto o una situación específica. Casi siempre es inmediato y es
desproporcionado al peligro real que pueda plantear el objeto o situación.
Cualquier objeto puede causar fobias específicas. A nivel social podemos hablar
de la “fobia social” o “trastorno de ansiedad social”. La agorafobia es también un
trastorno de este grupo, que se da cuando aparece miedo a dos o más de las
especificadas en el DSM.
Evolución: Este tipo de trastornos de no ser adecuadamente tratados por el equipo de
salud mental pueden evolucionar a cuadros crónicos, potencialmente peores o
peligrosos como la depresión y el uso inadecuado de sustancias.
TRASTORNOS RELACIONADOS CON TRAUMAS Y FACTORES DE ESTRÉS
El estrés consiste en una respuesta determinada de un organismo ante un estímulo
ambiental. El objetivo de cualquier ser está relacionado directamente con la
supervivencia, por lo que la respuesta a un estímulo estresante en una situación normal
opera a nivel funcional y adaptativo del organismo. De modo general, el estrés activa
dos estructuras de respuesta básica: LUCHA o HUÍDA.
Podemos decir entonces que el estrés es parte normal de la vida cotidiana. Los
estresores se presentan, la persona responde y se adapta, finaliza la respuesta al
estresor. Sin embargo, diferentes estímulos pueden generar una respuesta exacerbada
o persistente; y de este modo convertirse en un trastorno propiamente dicho.
En la edición anterior del DSM se nucleaba a estos trastornos junto a los de ansiedad,
comparten algunas características y evolución. Existen diferentes tipos de estos
trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V. Pueden recurrir al archivo
brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 159. A modo ejemplificativo
podemos nombrar:
– Trastorno de apego: se puede desarrollar en la etapa temprana del desarrollo,
donde el infante no busca consuelo en sus estructuras familiares de apoyo.
Puede continuar con trastornos del neurodesarrollo.
– Trastorno de estrés postraumático: se puede dar, al una persona estar expuesta
de forma directa, indirecta (presenciar o conocer de un hecho), o repetida a un
estímulo estresante intenso (muerte, lesión, amenaza, etc.). Puede presentarse
con síntomas disociativos.
– Trastorno por estrés agudo: se trata de un cuadro similar al previo. Es una
respuesta exagerada al estresor, pero con inicio inmediato al suceso y con una
duración breve. Se puede considerar que el trastorno de estrés postraumático
puede iniciar como uno de estrés agudo.
TRASTORNOS ALIMENTARIOS
Este tipo de trastornos tienen grandes repercusiones tanto físicas como mentales.
Incluyen afecciones de como pensar la comida, como se come, como se percibe el
propio físico y la figura. De no identificarlos de manera rápida, se cronifican pudiendo
llegar a generar trastornos concomitantes como ansiedad, depresión, trastornos del
desarrollo y hasta el fallecimiento del paciente.
No hay una cause determinante para explicar a estos trastornos, pero se considera que
puede existir predisposición genética, estructuras de personalidad, e influencia
medioambiental-social.
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 189. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Anorexia nerviosa: es una restricción de la ingesta energética en relación con las
– necesidades metabólicas de la persona que conduce a un peso corporal muy
bajo con relación a sexo y edad. Puede incluir miedo intenso a ganar peso o una
alteración de la percepción de la propia imagen. Puede ser restrictivo o con
atracones/purgas.
– Bulimia nerviosa: se trata de episodios recurrentes de atracones con
comportamientos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso
(vómitos autoprovocados, laxantes, etc.).
– Trastorno de atracones: son episodios recurrentes donde la persona en un
periodo determinado ingiere una cantidad de alimentos superior a la necesaria
metabólicamente, existiendo una sensación de falta de control sobre la ingesta.
No se asocia a mecanismos compensatorios como en los otros trastornos.
Evolución: Estos trastornos de no ser tratados o con un tratamiento ineficiente pueden
llevar al paciente a desnutrición franca, alteraciones del estado de ánimo, trastornos
depresivos y hasta la muerte.
TRASTORNO BIPOLAR
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 71.
Existen dos tipos, el I y el II. El tipo I se da cuando se cumplen los requisitos de un
episodio maníaco, antes o después de uno hipomaníaco o de depresión mayor; mientras
que el tipo II se refiere a un episodio hipomaníaco, seguido o precedido por uno de
depresión mayor.
Existen también trastornos bipolares secundarios a diferentes factores, como puede ser
medicación, entre otras cosas.
Evolución: estos pacientes sin tratamiento evolucionan con problemas gastrointestinales
y malabsortivos, agotamiento físico, predisposición a infecciones, aislamiento social.
Puede ocurrir también la muerte del paciente, considerando por ejemplo que en la fase
maníaca puede no percatarse de los riesgos que implican sus acciones.
TRASTORNOS DEPRESIVOS
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 103. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Depresión mayor: se da cuando existen cinco o más de los síntomas
determinados en el manual (tristeza o desahucio, anhedonia, pérdida de peso
no deseada, insomnio o hipersomnia, falta de concentración, pensamientos de
muerte, entre otros) ; y los mismos estuvieron presentes durante el mismo
período (dos semanas) y representan un cambio del funcionamiento personal
previo.
Es de vital importancia diferenciar a la depresión de la tristeza, siendo que la primera es
un trastorno mental que requiere de un abordaje específico; mientras que la tristeza se
corresponde a una situación o respuesta esperable y normal a estímulos negativos. De
todos modos no se debe desvalorizar a la tristeza, el paciente puede requerir de algún
tipo de acompañamiento para superar algún hecho triste. El peligro de una tristeza
persistente está dado en que efectivamente se convierta en depresión.
Evolución: con un tratamiento y abordaje inadecuados, los cuadros depresivos pueden
traer acompañadas patologías físicas graves como la desnutrición y predisposición a
infecciones, enfermedades cardiovasculares o enfermedades tumorales. El riesgo de
suicidio también existe mismo durante los primeros momentos del tratamiento
psicofarmacológico, por lo que será fundamental un seguimiento estricto.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 359. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Trastorno de la personalidad paranoide: caracterizado por desconfianza y
suspicacia hacia los demás.
– Trastorno de la personalidad antisocial: se da cuando el sujeto mayor de 15 años
tiene un patrón de comportamiento en el cual prima la inatención y vulneración
de los derechos de los demás.
– Trastorno de la personalidad límite: caracterizado por inestabilidad de las
relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e impulsividad
intensa.
– Trastorno de la personalidad narcisista: caracterizado por autopercepción regida
por la grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de
admiración y falta de empatía.
Evolución: tienden a evolucionar con un aislamiento social relativo del paciente. También
existen riesgos de autolesión y lesión a terceros de implementar un abordaje ineficaz.
TRASTORNO OBSESIVO – COMPULSIVO Y RELACIONADOS
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 145. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Trastorno obsesivo-compulsivo: hace referencia a un trastorno donde hay
obsesiones (pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes no
deseadas y que causan malestar); y compulsiones (comportamientos repetitivos
que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión, que buscan prevenir o
disminuir la ansiedad o el malestar o evitar alguna situación temida).
– Trastorno de acumulación: dificultad para deshacerse de cosas debido a una
necesidad percibida de guardar y un malestar al tirar.
– Tricotilomanía (trastorno de arrancarse el pelo).
Evolución: hay formas leves que pueden condicionar de manera eventual el día a día.
En otras circunstancias, existen formas clínicas que empeoran progresivamente,
generando invalidez y alienando al paciente.
Existen datos que sugieren que un paciente con TOC puede tener mayor riesgo de
desarrollar esquizofrenia, abuso de sustancias, depresión, trastornos de personalidad y
otros trastornos mentales.
TRASTORNO DEL DESARROLLO NEUROLÓGICO Y TRASTORNOS
NEUROCOGNITIVOS
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 17 y 319
respectivamente. A modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Discapacidades intelectuales.
– Trastornos de la comunicación.
– Trastorno del espectro del autismo.
– Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
– Trastorno específico del aprendizaje.
– Trastornos motores.
– Trastorno neurocognitivo por Alzheimer.
– Trastorno neurocognitivo vascular.
– Trastorno neurocognitivo por HIV.
– Trastorno neurocognitivo por Parkinson.
Hablaremos de discapacidades, algunos trastornos del desarrollo neurológico y
trastornos neurocognitivos en el próximo módulo.
TRASTORNOS RELACIONADOS CON SUSTANCIAS Y TRASTORNOS ADICTIVOS
El consumo problemático de sustancias se da cuando la conducta de consumo no puede
ser controlada y afecta la salud integral de la persona. Se genera una dependencia de
la persona a una sustancia determinada, constituyendo así una enfermedad
psicoemocional y física, progresiva, crónica y potencialmente fatal. Es preferible usar
este término antes que el de “adicción”.
Es importante saber también que las sustancias no son las únicas que pueden generar
trastornos adictivos. Por ejemplo, tenemos a la ludopatía, esto es un manejo inadecuado
del juego y apuestas; abuso de la pornografía; exceso de trabajo “workaholic”,
dependencias emocionales, etc.
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 253. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Trastorno por consumo de alcohol: consumo problemático de alcohol que
provoca un deterioro o malestar clínicamente significativo.
– Abstinencia de alcohol: se da por un cese o disminución significativa del
consumo de alcohol en una persona con un trastorno por consumo. Puede dar
hiperactividad, temblores, insomnio, trastornos gastrointestinales, alucinaciones,
agitación, ansiedad, convulsiones, entre otras.
– Trastorno por consumo de alucinógenos, inhalantes, opiáceos, cannabis,
sedantes, estimulantes, etc. Cada sustancia tiene su perfil de efectos y síntomas
de abstinencia. Es importante recurrir a la bibliografía para conocer cada
situación particular y saber que esperar en cada caso. Determinará esto también
la estrategia de abordaje multidisciplinario.
Evolución: este tipo de trastornos generan un deterioro progresivo de las capacidades
físicas y psíquicas. Además de las consecuencias sociales de aislamiento, pueden
evolucionar como trastornos de la personalidad o trastornos psicóticos.
TRASTORNOS PSICÓTICOS
Se trata de trastornos que cursan con una pérdida de contacto con la realidad y
alucinaciones o delirios. Pueden ser episódicos (brotes psicóticos) o extendidos en el
tiempo. Su origen tiene bases multifactoriales: predisposición genética, influencias
ambientales, sustancias (legales o ilegales) o enfermedades físicas, entre otras
variables.
Existen diferentes tipos de estos trastornos, se recomienda remitirse al manual DSM-V.
Pueden recurrir al archivo brindado que contiene el manual, a partir de la pág. 49. A
modo ejemplificativo podemos nombrar:
– Trastorno delirante: se da cuando existe un delirio o más, que duran más de un
mes y no se cumplen los requisitos para ser considerado esquizofrenia.
– Esquizofrenia: se da con 2 o más de los siguientes: Delirios, alucinaciones,
discurso desorganizado, comportamiento muy desorganizado o catatónico,
síntomas negativos (expresión emotiva disminuida o abulia). El trabajo, las
relaciones interpersonales o el cuidado personal, está en un nivel muy por debajo
del nivel alcanzado antes del inicio del cuadro. Se deben descartar otros
diagnósticos antes de determinar éste.
Evolución: de no lograr un tratamiento adecuado, las psicosis avanzan progresivamente
a situaciones en las cuales los pacientes no puedan desempeñarse de manera normal
en su vida cotidiana, ni cuidarse a sí mismos. Durante la evolución, pueden encontrarse
situaciones de daños a terceros y a ellos mismos. La sustitución de la realidad por el
delirio es una posibilidad franca, determinando la alienación definitiva del paciente.
ACTIVIDADES
Realizar una reflexión sobre los temas vistos en el módulo. Elegir un trastorno mental
en particular y desarrollar brevemente el mismo. Debe estar fundamentado con los
materiales bibliográficos facilitados, como también se puede utilizar material extra. Arial
11; interlineado 1,15; tres páginas A4 máximo.
BIBLIOGRAFÍA
Recurrir a los archivos brindados.
Módulo 3 (15 horas)
DISCAPACIDADES. OTROS TRASTORNOS MENTALES.
La Real Academia Española define a discapacidad como “Situación de la persona que,
por sus condiciones físicas, sensoriales, intelectuales o mentales duraderas, encuentra
dificultades para su participación e inclusión social.”.
La Organización Panamericana de la Salud dice que “Las personas con discapacidad
son aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo
plazo que, en interacción con diversas barreras, pueden obstaculizar su participación
plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.”
El término “deficiencia” según la RAE hace referencia a un defecto; y “defecto” está
definido de varias maneras: como imperfección, carencia, o diferencia por la que algo
no alcanza el límite debido o tomado como referencia.
En el ámbito de la salud encontramos diferentes tipos de deficiencia, como vemos de la
cita tomada de la OPS. Una deficiencia física hace referencia a la que impide el total
desenvolvimiento motor de la persona, que puede ser congénita o adquirida. La
deficiencia sensorial se refiere a los sentidos, a como percibimos el mundo y nos
comunicamos con el entorno. Y a nivel mental podemos considerar una deficiencia
intelectual, que se daría cuando la persona no logra un proceso de aprendizaje acorde
a su edad; y la deficiencia psíquica o psicosocial que dificultaría la adaptación social en
general.
La discapacidad entonces tiene en su interpretación dos componentes. El de las
deficiencias propiamente dichas; y el de la falta de adaptación completa de la persona
al medio debido a estas propias deficiencias. La persona sufre de una deficiencia, la
persona sufre de la falta de adaptación, la persona sufre una discapacidad.
Tomando al trabajo de Vicente-Herrero et. al. (2010) podemos acercar otras
definiciones:
– “Se entiende por deficiencia toda perdida o anormalidad de una estructura o
función psicológica, fisiológica o anatómica. Puede ser temporal o permanente y
en principio afecta sólo al órgano.”
– “Se entiende por discapacidad toda restricción o ausencia (debido a una
deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del
margen que se considera normal para el ser humano. (…) La discapacidad
puede surgir como consecuencia directa de la deficiencia o como consecuencia
indirecta por la respuesta del propio individuo.”
– “Se entiende por minusvalía toda situación desventajosa para un individuo
determinado, producto de una deficiencia o una discapacidad, que limita o impide
el desempeño de un rol que es normal en su caso en función de la edad, sexo y
factores sociales y culturales.”
Recomendamos la lectura de los primeros dos capítulos del libro de la autora Agustina
Palacios, “El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y plasmación en
la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”
para conocer la historia de los modelos de discapacidad a nivel social y de cómo y por
qué el abordaje actual debe estar centrado en la inclusión de los sujetos que padecen
alguna discapacidad. También les brindamos otros materiales sobre el tema.
TRASTORNO DEL DESARROLLO NEUROLÓGICO Y TRASTORNOS
NEUROCOGNITIVOS
DISCAPACIDADES INTELECTUALES
– Discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual): se inicia durante la
etapa de desarrollo e implica restricciones en el rendimiento intelectual, así como
en la capacidad de adaptación en áreas como el pensamiento, las interacciones
sociales y las habilidades prácticas. Puede ser leve, moderado, grave o
profundo. En cada grado variará la capacidad de dominio conceptual, social y
práctico; como también dependerá en mayor o menor medida de la asistencia
para el desenvolvimiento o cuidado personal.
Este trastorno es crónico, puede ser congénito o adquirido (por sustancias, traumas
físicos, u otros factores) y es para toda la vida, por lo que requiere de un abordaje
integral desde el diagnóstico en cuanto a la adaptación del entorno ambiental y familiar.
Debemos de todos modos entender que estos pacientes piensan y sienten, por más que
su inteligencia y su capacidad adaptativa tenga diferencias significativas con la media.
TRASTORNOS DE LA COMUNICACIÓN
TRASTORNO DEL LENGUAJE: Este trastorno implica, ya sea por deficiencia de
comprensión o producción, dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje
en todas sus modalidades. Se puede ver asociado a dificultades en el aprendizaje de la
lectoescritura o aprendizaje matemático, con un consiguiente rendimiento escolar
deficiente; además de comportamientos disruptivos agregados como hiperactividad y
comportamientos agresivos.
TRASTORNO DEL ESPECTRO DEL AUTISMO
No se trata de una enfermedad, discapacidad, o cuadro en particular: es un espectro
que cursa con deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social en
diversos contextos, manifestado por:
– Deficiencias en la reciprocidad socioemocional (empatía).
– Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la
interacción social.
– Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones.
Este espectro cursa a su vez con patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento,
intereses o actividades como ser:
– Movimientos, estereotipias motoras, ecolalia.
– Monotonía e inflexibilidad de rutinas.
– Intereses puntuales y restringidos.
– Hiper o hiporreactividad a estímulos sensoriales. (Sobre este tema en particular,
dada su relevancia, sugerimos ampliar con el material brindado sobre Integración
Sensorial).
Todas estas pueden ocurrir en mayor o menor medida, pudiendo existir casos en los
que pasen casi desapercibidos. El DSM explica que la gravedad se basa en deterioros
de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos.
Pueden cursar los trastornos de este espectro con o sin déficit intelectual o deterioro del
lenguaje; asociados a otro trastorno del desarrollo neurológico, o también del
comportamiento. Es un espectro extremadamente amplio, es importante conocer de
manera básica las variables y específicamente cuál es la realidad de cada paciente.
Existen casos de aparición temprana, donde el niño no demuestra sonrisa social,
rechaza la mirada o el contacto físico, puede tener retraso en los hitos determinados
para cada etapa del desarrollo, demuestra interés mayormente por objetos que por
personas; entre otros signos que pueden identificarse.
También se puede observar un trastorno “regresivo”. Esto es que el niño logra alcanzar
un estadio del desarrollo, habilidades, lenguaje, etc.; pero luego aparece un retroceso.
FUNCIONES EJECUTIVAS Y COGNITIVAS
Las funciones ejecutivas se refieren a un conjunto de habilidades cognitivas superiores
que son responsables de la planificación, toma de decisiones, regulación del
comportamiento, memoria de trabajo, solución de problemas y la atención selectiva. En
el contexto del TEA se ha observado que las funciones ejecutivas pueden estar
afectadas en diversas formas como tener dificultades en la flexibilidad cognitiva, la
inhibición de respuestas impulsivas y la organización de tareas.
Las habilidades cognitivas por su lado incluyen la adquisición del lenguaje, la memoria,
el procesamiento de la información y la resolución de problemas; como también
dificultad para interpretar metáforas, comprender implícitos o predecir resultados
pueden verse afectadas en individuos con TEA. La extensa variabilidad en el espectro
del autismo significa que no todas las personas experimentan las mismas dificultades
cognitivas y muchas también tienen habilidades cognitivas excepcionales en áreas
específicas.
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD
El DSM lo define como un “patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-
impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por”:
Inatención y/o hiperactividad e impulsividad. Puede presentarse combinada o con
predominancia de uno solo de los síntomas.
Este trastorno no cursa con un déficit cognitivo, aunque sí puede dificultar el proceso de
desarrollo y de enseñanza aprendizaje.
Dentro del cuadro clínico pueden observarse comorbilidades, es decir, trastornos
concomitantes al TDAH. Es de gran importancia conocerlos, por lo que sugerimos la
lectura del material brindado de los doctores Hervás Zúñiga y Durán Forteza (2014).
DISCAPACIDADES SENSORIALES
Las discapacidades sensoriales representan un conjunto de condiciones que afectan los
sentidos humanos, incluyendo la visión, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. Estas
discapacidades pueden ser congénitas, hereditarias o adquiridas. Hablaremos de las
primeras dos por su gran relevancia en el día a día.
Las discapacidades visuales abarcan un amplio espectro de trastornos visuales que
afectan la capacidad de una persona para ver y percibir el mundo que le rodea. Pueden
expresarse de diferentes maneras como:
– Ceguera Total: la pérdida total de la visión, en la que el individuo no puede
percibir ningún tipo de luz ni imagen.
– Ceguera Legal: la pérdida significativa de la visión, donde el individuo puede
tener cierta percepción de luz o sombras, pero no es capaz de distinguir detalles
ni leer sin ayudas visuales.
– Baja Visión: indica una disminución variable de la visión, en la que el individuo
puede tener una visión limitada y puede depender de ayudas visuales como
anteojos o lentillas.
El manejo de las discapacidades visuales implica una serie de estrategias para
maximizar la independencia, calidad de vida y participación en la sociedad de los
pacientes. Este manejo debe ser multidisciplinario y puede variar según la gravedad y
la causa de la discapacidad visual.
Pueden ser:
– Entrenamiento en Habilidades Visuales: la rehabilitación visual basa su trabajo
con pacientes en el objetivo de mejorar las habilidades visuales restantes, como
la percepción de contrastes, la detección de objetos y la movilidad.
– Entrenamiento en Lectura Braille: quienes han perdido la vista por completo o
tienen una discapacidad visual grave, el aprendizaje del Braille puede ser
esencial para la lectura y la escritura y así mantener cierto grado de
independencia.
– Entrenamiento en Movilidad: técnicas de movilidad segura, como el uso del
bastón blanco o el uso de perros guía.
– Educación Especial Integradora: para satisfacer las necesidades educativas de
los estudiantes con discapacidades visuales.
– Entrenamiento Laboral: para ayudar a las personas con discapacidades visuales
a adquirir las habilidades necesarias para el empleo.
– Lentes Correctivos y Ayudas Ópticas.
– Dispositivos de Voz y Lectura en Pantalla.
– Aplicaciones y Software de Ayuda Visual.
– Modificaciones en el Hogar: instalar iluminación adecuada y eliminar obstáculos
para mejorar la seguridad y la autonomía.
– Señalización Táctil y Auditiva: en lugares públicos como cruces peatonales,
facilita la movilidad de las personas con discapacidad visual.
– Consejería y Apoyo Emocional: para abordar las emociones y los desafíos
relacionados con la pérdida de la visión.
– Participación en Grupos de Apoyo: compartir experiencias y estrategias para vivir
con una discapacidad visual.
Las discapacidades auditivas representan un grupo de trastornos sensoriales que
afectan la capacidad de una persona para detectar, procesar y comprender los estímulos
auditivos. Estas discapacidades pueden variar en gravedad y origen, y su impacto en la
vida cotidiana puede ser más o menos significativo.
Podemos encontrar:
– Hipoacusia Conductiva: debido a problemas en el oído externo o medio, como la
obstrucción del canal auditivo o trastornos en los huesecillos del oído.
– Hipoacusia Neurosensorial: debido a daños en las terminales nerviosas del oído
interno. Puede ser congénita o adquirida y a menudo es irreversible.
– Hipoacusia Mixta: ambos tipos de manera combinada.
– Hipoacusia Central: implica un trastorno en el sistema nervioso central, lo que
afecta la percepción y el procesamiento del sonido.
El abordaje de este tipo de discapacidades puede incluir:
– Audífonos: son dispositivos que amplifican el sonido y mejoran la audición en
casos de hipoacusia conductiva o neurosensorial.
– Implantes Cocleares: en situaciones de hipoacusia profunda, los implantes
cocleares pueden estimular el nervio auditivo directamente.
– Terapia de Habla y Lenguaje: fonoaudiólogos o terapistas especializados
trabajan con pacientes para mejorar las habilidades de comunicación.
– Apoyo Psicológico y Acompañamiento: para enfrentar los desafíos emocionales
asociados con la discapacidad auditiva.
DICAPACIDADES MOTORAS
Las discapacidades motoras representan un grupo diverso de condiciones que afectan
la capacidad de un individuo para moverse, realizar diferentes tipos de actividades o
controlar su sistema musculoesquelético. Estas pueden ser congénitas, hereditarias o
adquiridas a lo largo de la vida y su origen es variado, incluyendo:
– Trastornos Neuromusculares: Enfermedades que afectan el sistema nervioso y/o
los músculos, como la esclerosis múltiple, la miastenia gravis y la distrofia
muscular.
– Lesiones Traumáticas: Accidentes, caídas, lesiones deportivas o lesiones por
arma de fuego que pueden dañar la médula espinal, los nervios periféricos o los
huesos.
– Enfermedades Neurológicas: Trastornos neurológicos degenerativos como el
Parkinson, la ELA y la esclerosis múltiple.
– Enfermedades Metabólicas: Condiciones como la parálisis cerebral, que resultan
de problemas metabólicos durante el desarrollo fetal.
Se caracterizan por una alteración en la capacidad de una persona para controlar sus
movimientos y realizar actividades motoras de manera eficaz. Estas condiciones pueden
afectar la fuerza, la coordinación, el tono muscular y la movilidad. Pueden tener un
impacto variable en la calidad de vida de los individuos que las padecen.
El manejo de las discapacidades motoras implica un enfoque multidisciplinario que
puede incluir fisioterapia (ejercicios y técnicas para mejorar la fuerza y la movilidad);
terapia ocupacional (enseñanza de habilidades para la vida diaria); cirugía (en casos de
malformaciones o lesiones corregibles quirúrgicamente); medicamentos (hay
tratamiento específico para algunas enfermedades neuromusculares o
neurodegenerativas).
VEJECES.
La OMS dice que “el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran
variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un
descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de
enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Estos cambios no son lineales ni
uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa.”
La vejez es una etapa natural del ciclo vital en la que las personas experimentan una
serie de cambios físicos, cognitivos y emocionales. El abordaje psico-social de la vejez
se centra en comprender y atender procesos relacionados con el envejecimiento, con el
objetivo de promover un envejecimiento saludable y una buena calidad de vida en la
población mayor.
Tradicionalmente, se solía asociar la vejez casi exclusivamente con pérdidas y
limitaciones. Sin embargo, diversas investigaciones han revelado que esta etapa de la
vida también conlleva numerosos beneficios, como niveles más altos de regulación
emocional, y satisfacción en comparación con la adultez media. Estos hallazgos y otros
aspectos positivos relacionados con el envejecimiento han inspirado la adopción de
enfoques que buscan fomentar el bienestar en lugar de simplemente reducir la patología
o el sufrimiento.
El “viejismo”, término acuñado por Robert Butler en 1968, hace referencia al proceso
estereotipador y discriminador contra las personas mayores por el solo hecho de ser
mayores. Es un fenómeno social complejo que abarca dimensiones históricas, sociales,
psicológicas e ideológicas y se utiliza para evaluar, el estatus social de las personas de
edad avanzada. Este prejuicio a menudo implica culpabilizar a la víctima y conlleva
consecuencias perjudiciales, incluyendo la denigración, la exclusión, la privación de
derechos, el deterioro de la salud, el aislamiento, la discriminación y la invisibilidad. Se
manifiesta en creencias erróneas como la inutilidad; dispensabilidad; incapacidad para
trabajar, divertirse, tener relaciones sexuales, bailar y contribuir a la sociedad. Esta
percepción es incorrecta, ya que las personas mayores de 60 años tienen la capacidad
de vivir muchos años más y disfrutar de una vida plena ya que el envejecimiento es
simplemente una etapa que puede experimentarse de múltiples maneras.
Más allá de lo previo, tengamos siempre en cuenta cuales son lo cambios que se van
generando al pasar los años en las personas, como:
– Cambios físicos como la disminución de la fuerza muscular, pérdida de altura,
hipoacusia, pérdida de visión, artritis, artrosis, la pérdida de densidad ósea y la
reducción de la capacidad cardiovascular. Estos cambios pueden afectar la
autonomía y la calidad de vida.
– Enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes y la artritis, son más
comunes en la vejez. Deben ser abordadas de manera integral.
– Cambios en la función cognitiva. Es esperable que la memoria y la velocidad de
procesamiento disminuyan, pero algunas personas pueden experimentar
deterioro cognitivo leve o desarrollar trastornos como la demencia.
– Ajuste psicológico. Algunas personas pueden experimentar una sensación de
pérdida de identidad o propósito, mientras que otras pueden disfrutar de la
libertad y la relajación que conlleva la jubilación o retiro. Los cambios de roles
sociales deben ser acompañados.
– Las emociones pueden fluctuar en la vejez, con episodios de felicidad,
satisfacción y también tristeza. Puede aumentar el temor a daños, haciendo que
las personas sean más cautelosas en todo sentido. La soledad y la pérdida de
seres queridos son desafíos emocionales comunes.
– Resiliencia y capacidad de adaptación frente a desafíos, lo que les permite
mantener una actitud positiva y una buena calidad de vida.
– Cambios en las relaciones sociales, como la jubilación y la posible pérdida de
amigos y seres queridos. Es un campo importante de abordaje también
multidisciplinario.
ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS (CON O SIN DEMENCIA)
Las enfermedades neurodegenerativas son un grupo de trastornos crónicos que afectan
el sistema nervioso, especialmente a las neuronas, y con el tiempo conducen a la
progresiva degeneración y muerte de ellas. Esto resulta en la disfunción de las funciones
cerebrales y la médula espinal, con un impacto significativo en la salud y la calidad de
vida de las personas afectadas.
Estas enfermedades incluyen afecciones como el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis
lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de Huntington y la demencia vascular, entre
tantas otras. Aunque cada una de estas enfermedades tiene sus propias características
distintivas, comparten algunas similitudes en términos de su impacto en el sistema
nervioso y la progresión de los síntomas.
Las enfermedades neurodegenerativas a menudo se manifiestan con una variedad de
síntomas progresivos que incluyen: deterioro cognitivo, trastornos del movimiento,
pérdida de memoria, problemas de lenguaje y dificultades para llevar a cabo las
actividades diarias.
La causa de muchas sigue siendo objeto de investigación, pero se cree que existen
factores genéticos, ambientales y de estilo de vida pueden desempeñar un papel
importante en su desarrollo. La mayoría de estas afecciones actualmente carece de cura
definitiva, lo que hace que el tratamiento se enfoque en el manejo de los síntomas y la
mejora de la calidad de vida de los pacientes.
Debemos comprender que las enfermedades neurodegenerativas no limitan su impacto
a los pacientes, sino que también afecta a sus familias y vínculos sociales. El
acompañamiento emocional y social desempeña un papel crítico en el cuidado de las
personas afectadas por estas enfermedades.
El DSM engloba inicialmente dentro de los Trastornos neurocognitivos (mayor o leve) a
los trastornos caracterizados por:
– Un declive cognitivo (significativo o moderado) comparado con el nivel previo de
rendimiento en uno o más dominios cognitivos basada en la preocupación en el
propio individuo, u otra persona que lo conozca y un deterioro sustancial del
rendimiento cognitivo, preferentemente documentado por un test o evaluación
clínica.
– Los déficits interfieren con la autonomía del individuo en las actividades
cotidianas (trastorno mayor).
– Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un síndrome
confusional.
– Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej.,
trastorno depresivo mayor, esquizofrenia).
Se debe especificar según el manual, a que se debe este trastorno. Tomaremos a
continuación tres de los mismos, pudiendo ampliar sobre el tema con la bibliografía.
TRASTORNO NEUROCOGNITIVO POR ALZHEIMER.
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica y
progresiva que afecta el cerebro y es una de las causas más común de demencia en
personas mayores. Se caracteriza por cambios patológicos en el cerebro que incluyen
la acumulación de placas amiloides y ovillos neurofibrilares, así como la pérdida de
conexiones neuronales y la muerte de células cerebrales. Presenta un inicio insidioso y
una progresión gradual del trastorno en uno o más dominios cognitivos.
Algunas de las principales características de la enfermedad de Alzheimer incluyen:
– Pérdida de Memoria: es uno de los síntomas iniciales, comenzando con la
pérdida de memoria a corto plazo.
– Deterioro Cognitivo: mientras progresa el cuadro, los pacientes experimentan un
deterioro cognitivo más amplio que alcanzan al razonamiento, la toma de
decisiones y la resolución de problemas.
– Desorientación en Tiempo y Espacio: dificultades para reconocer lugares
familiares y momentos en el tiempo.
– Cambios de Personalidad y Comportamiento: los pacientes pueden volverse
apáticos, agresivos, ansiosos, entre otras. También pueden experimentar
cambios en la percepción y el juicio.
– Problemas de Comunicación: la capacidad para comunicarse verbalmente
puede disminuir a medida que la enfermedad avanza.
– Dependencia: los pacientes se vuelven dependientes para realizar actividades
diarias como vestirse, bañarse, comer y movilizarse.
La enfermedad de Alzheimer no tiene una cura, pero existen tratamientos
farmacológicos y terapias no farmacológicas que pueden ayudar a controlar los
síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Se sugiere la lectura del material sobre Alzheimer brindado para profundizar en las
etapas y abordaje clínico.
TRASTORNO NEUROCOGNITIVO VASCULAR.
Es otra de las causas más comunes de demencia, después del trastorno por Alzheimer
en personas de más de 65 años. A diferencia de la enfermedad de Alzheimer, la
demencia vascular se produce como resultado de problemas en los vasos sanguíneos
que llevan sangre al cerebro, secundario por ejemplo a los accidentes
cerebrovasculares o pequeños infartos cerebrales. Si estos eventos cerebrovasculares
afectan una zona chica y limitada, puede no haber ningún síntoma. Pero con el tiempo,
a medida que más zonas del cerebro sufren de algún evento, empiezan a aparecer los
primeros síntomas de la demencia.
Para diagnosticar este tipo de trastorno, debe existir una relación temporal entre el inicio
de los déficits cognitivos con uno o más episodios de tipo cerebrovascular y las
evidencias del declive son notables en la atención compleja y en la función frontal
ejecutiva.
Existen factores de riesgo para este tipo de cuadros, como por ejemplo la diabetes, la
ateroesclerosis, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, tabaquismo, entre otras.
Es importante conocer lo antecedentes del paciente y siempre favorecer la prevención.
Se sugiere la lectura del material brindado sobre el tema para profundizar en el abordaje
clínico.
TRASTORNO NEUROCOGNITIVO POR PARKINSON.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico crónico y progresivo que afecta
el sistema nervioso central. Particularmente afecta a las áreas del cerebro que controlan
el movimiento y la producción del neurotransmisor Dopamina. Es una de las
enfermedades neurodegenerativas más comunes como el Alzheimer y afecta
principalmente a adultos mayores, aunque puede manifestarse en personas más
jóvenes.
El Parkinson se manifiesta característicamente con síntomas motores:
– Temblor en reposo: uno de los síntomas clásicos de la enfermedad de Parkinson.
Puede comenzar en las extremidades y extenderse al resto del cuerpo.
– Bradicinesia: es refiere a la lentitud y la dificultad en iniciar y completar
movimientos. Pueden existir problemas para caminar, levantarse de una silla o
girar en la cama.
– Rigidez Muscular: puede causar dolor y limitar la amplitud de movimiento.
– Hiperreflexia.
– Inestabilidad Postural o Falta de Equilibrio. También alteraciones en la marcha,
desapareciendo los movimientos pendulares de los brazos al caminar, por
ejemplo.
Existen otros síntomas que no son exclusivamente motores, puede haber trastornos del
sueño; problemas del habla y de la escritura; alteraciones deglutorias e inexpresividad
facial. El cuadro puede evolucionar hacia las dificultades cognitivas y finalmente la
demencia. Esta última se desarrolla en aproximadamente un tercio de los pacientes,
habitualmente en una fase tardía. Lo primero que puede anticipar su aparición es la
disminución de la fluidez verbal y el deterioro visuoespacial.
Se sugiere la lectura del material brindado sobre el tema para profundizar en el abordaje
clínico.
ACCIDENTE CEREBROVASCULAR
Los accidentes cerebrovasculares, también conocidos como ictus, son eventos graves
de salud que ocurren cuando el suministro de sangre al cerebro se ve interrumpido o
dañado de alguna manera. Estos eventos pueden tener consecuencias devastadoras
para la salud y la calidad de vida de las personas. Hay diversos factores de riesgo, como
la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, la falta de actividad física, la
dieta y antecedentes familiares de accidentes cerebrovasculares.
Existen a grandes rasgos, dos tipos principales de accidente cerebrovascular:
– Accidente Cerebrovascular Isquémico: se produce cuando un coágulo o placa
de ateroma bloquea un vaso arterial en el cerebro, lo que limita o interrumpe el
flujo sanguíneo. Estos coágulos pueden haberse formado en el cerebro o pueden
provenir de otro sector y que se haya desplazado
– Accidente Cerebrovascular Hemorrágico: se produce cuando un vaso sanguíneo
en el cerebro se rompe y provoca una hemorragia. Esto puede deberse por
ejemplo a la ruptura de un aneurisma.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular pueden variar según la parte del cerebro
afectada, ya sea hemisferio izquierdo o derecho, como también de cada sector
específico encargado de alguna función determinada. Dentro de los síntomas habituales
que se pueden identificar podemos mencionar:
– Pérdida de la fuerza o la sensibilidad en un lado del cuerpo.
– Dificultad para hablar o comprender el habla.
– Pérdida de visión o visión borrosa.
– Mareos, pérdida de equilibrio o dificultad para caminar.
– Dolor de cabeza súbito y severo.
El tratamiento de un accidente cerebrovascular depende de su tipo, gravedad y rapidez
en el diagnóstico. Los tratamientos pueden incluir la administración de fibrinolíticos o
anticoagulantes; cirugía; y terapia de rehabilitación para recuperar las funciones
perdidas. La prevención es fundamental.
Siempre pueden existir secuelas a largo plazo, como discapacidades físicas, problemas
de comunicación, cambios cognitivos y emocionales y un mayor riesgo de futuros
accidentes cerebrovasculares. La rehabilitación y el apoyo multidisciplinario continuo es
fundamental para lograr una recuperación lo más amplia posible.
Se sugiere la lectura del material brindado sobre el tema para profundizar en el abordaje
clínico y pautas de prevención.
CUIDADOS PALIATIVOS.
La OPS (2016) dice que “Los cuidados paliativos son un enfoque para mejorar la calidad
de vida de los pacientes y sus familias que enfrentan los problemas asociados con
enfermedades potencialmente mortales. Incluye la prevención y el alivio del sufrimiento
mediante la identificación temprana, evaluación y tratamiento del dolor y otros
problemas físicos, psicosociales y espirituales.”
La OMS (2020) en consonancia plantea que “Los cuidados paliativos constituyen un
planteamiento que mejora la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus
allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad potencialmente
mortal. Previenen y alivian el sufrimiento a través de la identificación temprana, la
evaluación y el tratamiento correctos del dolor y otros problemas, sean estos de orden
físico, psicosocial o espiritual.”
Los tratamientos paliativos son una forma de atención médica multi e interdisciplinaria
de apoyo, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas que enfrentan
enfermedades graves o terminales. El enfoque de los cuidados paliativos se centra en
proporcionar cuidados compasivos y centrados en el paciente, aliviar el sufrimiento del
paciente tanto físico como emocional, como también en proporcionar apoyo a sus
familias.
Algunos aspectos de los tratamientos paliativos incluyen:
– Alivio del Dolor y los Síntomas: como la fatiga, las náuseas, la falta de apetito y
la dificultad para respirar.
– Atención Integral: se deben abordar las necesidades médicas, psicológicas,
sociales y espirituales del paciente. El enfoque debe ser transversal y holístico.
– Comunicación Abierta: entre el paciente, su familia y el equipo de profesionales.
El objetivo es que el paciente exprese sus deseos y preocupaciones sin
represiones.
– Ubicuidad: los pacientes pueden recibir los tratamientos en el hogar, en
hospitales u otras instituciones, según las necesidades y deseos del paciente y
su familia.
– Apoyo Emocional: tanto al paciente como a sus familiares, ayudándolos a
afrontar el estrés y las preocupaciones asociadas con la enfermedad.
– Toma de Decisiones Compartida: los pacientes y sus familiares deben participar
activamente en la toma de decisiones sobre su atención médica y tratamiento,
procurando respetar sus valores y preferencias.
Los tratamientos paliativos no buscan curar la enfermedad en sí, sino más bien aliviar
el sufrimiento y mejorar la calidad de vida. Las intervenciones se deben dar a lo largo
del proceso de la enfermedad y no solo en las etapas finales.
Tendrán un rol muy importante en todo este proceso los cuidadores, desde el punto de
vista de la atención física del paciente, como también los acompañantes terapéuticos
en lo que brindar el apoyo emocional se refiera. Y siempre recordando que el trabajo
debe ser multi e interdisciplinario, cada cual con sus roles, pero participando
activamente de todo el proceso.
ACTIVIDADES.
Realizar una reflexión sobre los temas vistos. Debe estar fundamentado con los
materiales bibliográficos facilitados, como también se puede utilizar material extra. Arial
11; interlineado 1,15; dos páginas A4 máximo.
BIBLIOGRAFÍA
Recurrir a los archivos brindados.
Módulo 4 (10 horas)
HERRAMIENTAS DE COMUNICACIÓN EFECTIVA Y ESCUCHA ACTIVA.
La escucha activa no es solo percibir sonidos u oír a una persona hablar. Es más que
eso, es escuchar con el objetivo de entender lo que el otro nos quiera decir. Es escuchar
poniéndose en el lugar del otro, empáticamente. No es sencillo, requiere un esfuerzo
para lograr comprender también lo que no se dice en palabras, detectar sentimientos e
ideas escondidas en el discurso. Una persona no siempre puede decir lo que siente:
dice lo que puede.
Para que la persona “pueda” decir más, expresarse de forma más completa, debemos
empezar por el lado del “escuchante” a demostrar la actividad en la escucha. Empatizar.
Así, el diálogo fluirá y se ampliará.
Es importante a veces orientar y acompañar a la persona que esté padeciendo algún
tipo de trastorno. No hay que presionar ni juzgar. La idea de la escucha activa es que el
paciente se sienta acompañado y escuchado, sin juicios de valor, para que pueda
sentirse en confianza para continuar su proceso, dando herramientas al profesional para
acompañar ese proceso. Hay que poner todos los sentidos en la escucha para poder
procesar los sentimientos.
Las ventajas de este tipo de escucha podemos resumirlas en (Técnicas de
comunicación para profesionales de enfermería – Generalitat Valenciana, 2006):
Conocer mejor al paciente: La observación minuciosa de los elementos no verbales de
la comunicación nos servirá para acercarnos al conocimiento de sus sentimientos y
objetivos.
Mejorar la predisposición del paciente: El paciente percibe que estamos interesados en
él, en su opinión, en sus sentimientos, con lo que conseguimos su cooperación y
facilitamos que él se esfuerce en comprendernos si son discrepantes. Además, mejora
la predisposición al diálogo.
Disminuir la ansiedad del paciente: Si permitimos que el paciente se exprese con
libertad, sin interrupciones contribuimos a reducir su tensión al comunicar, porque le
damos confianza y seguridad.
Pau Forner Navarro (https://habilidadsocial.com/escucha-activa/) indica que Rogers y
Farson definieron tres formas de escuchar activamente:
– Encuentra el significado real de lo que escuchas. Intenta entender tanto las
palabras como las emociones que hay detrás.
– Responde a los sentimientos, no al texto. A menudo, el mensaje real es la
emoción y no las palabras que conforman el mensaje. En estos casos olvídate
del texto y responde a la emoción.
– Haz algo más que escuchar. Gran parte de la comunicación es no verbal, así
que estate atento.
Luego, comparte 14 pasos para mejorar la escucha activa:
– No juzgar.
– No dar consejos si no son solicitados.
– No interrumpir.
– Hacer referencia a detalles que hayan sido compartidos previamente.
– Redirigir la conversación.
– Repetir lo que se acaba de escuchar.
– Reflejar sentimientos.
– Pedir más información.
– Preguntar por las consecuencias de lo que te acaba de decir.
– Ayudar a clarificar sus pensamientos y sentimientos.
– Usar refuerzos positivos y lenguaje corporal abierto.
– Respetar los silencios.
– Evitar los errores típicos como minimizar la trascendencia; la condescendencia;
forzar a terminar una idea; terminar las frases de la otra persona.
– Resumir la conversación en una conclusión.
ESTRATEGIAS Y HERRAMIENTAS DE ABORDAJE TERAPÉUTICO.
Consideraciones preliminares:
1. La importancia de tener un plan terapéutico con objetivos medibles y hacer
ciertas “evaluaciones” periódicas sobre estos parámetros y modificar los
objetivos en caso de necesitarlo.
2. Intentar tener cierto conocimiento previo del paciente ante una primera vez, para
saber qué estrategias podíamos implementar. (Por ejemplo, teniendo una
primera entrevista con los familiares antes de conocer al paciente, hablar con el
psicólogo o equipo tratante, etc.)
3. Intentar siempre trabajar en equipo con el resto de los profesionales involucrados
(psiquiatra, neurólogo, psicólogo, psicopedagogo, colegio, etc.), para poder
trabajar hacia el mismo objetivo desde diferentes ángulos.
Estrategias en pacientes con trastorno por estrés post traumático.
Siempre debemos partir de la escucha activa y la empatía para lograr manejar la
angustia y ansiedad, contener al paciente. A partir de ahí, debemos
interdisciplinariamente abordar la psicoeducación activa para que de manera gradual el
paciente puede volver a desenvolverse de forma habitual en su entorno; primero
acompañado y eventualmente considerar si puede prescindir de ese acompañamiento.
La intervención en estos casos es similar a los pacientes que tienen algún tipo de fobia
o eventualmente algún trastorno de ansiedad.
Pueden recurrir al material de Guillermo Fernandez D’Adam, “Haciendo Caminos 3”. Ahí
se plantea para el abordaje:
– Desensibilización.
– Afrontamiento del problema.
– Exposición gradual.
No se decidirá el mismo abordaje para todos los pacientes, siempre hay que recordar
que cada persona y cada trastorno es diferente. La decisión siempre será del equipo
tratante.
Estrategias en trastornos personalidad.
La paciencia en este tipo de trastornos es fundamental. Se debe brindar apoyo
emocional comprensivo. Conocer los síntomas para saber que esperar del paciente y
conocer particularmente como el paciente manifiesta estos síntomas, para así
anticiparse a los posibles eventos bruscos.
Son pacientes que pueden tener ideas repentinas de lesionar a otros o autolesionarse,
por lo que es necesario tener contacto permanente con algún responsable del equipo
de tratamiento para poder tomar una conducta veloz y acertada; y fundamentalmente
no dejar solo al paciente ante la sospecha de que esto pueda pasar.
El acompañamiento terapéutico en los trastornos de alimentación
A través de la escucha activa y la empatía, hay que lograr la confianza del paciente en
primera instancia. Estos pacientes se sientes presionados y perseguidos por su entorno
en cuanto a su trastorno, por lo que no deben entendernos como invasores sino como
acompañantes de confianza. Que puedan compartir sus miedos, ansiedades,
sentimientos, etc.
Hay que generar actividades que sostengan al tratamiento, rutinas cotidianas,
actividades sociales y laborales.
Ganar la confianza para lograr estar con ellos en el momento de las comidas es una
meta, se puede generar del hecho de comer un acto social. De todos modos, hay que
recordar que no se debe forzar a los pacientes, o engañarlos. En ese caso la pérdida de
la confianza lograda puede ser irreversible.
También se debe intervenir a nivel familiar, progresar hacia una educación nutricional y
alimentaria del núcleo familiar puede ser de gran utilidad.
Consideraciones y estrategias en TEA
Recordemos que es un espectro autista, por lo que las estrategias son tan variables
como personas dentro del espectro. El trabajo en equipo de los profesionales tratantes
es una herramienta fundamental. Deben estar diseñados los objetivos y métodos, que
deben ser ambos realizables de acuerdo a las capacidades actuales y esperadas del
paciente.
– Estrategias visuales en el lugar de trabajo. Objetos y distribución de mobiliario
distribuidos de la manera menos distractora posible.
– Utilizar materiales visuales para desarrollar la comunicación y evaluar
comportamientos.
– También es importante anunciarle a la persona con autismo la actividad que se
va a realizar, dividiendo la tarea en pequeños pasos y hacer un dibujo o una
fotografía de cada paso.
– Evitar sobresaltos anticipando que es lo que va a pasar. Muchos de los pacientes
dentro del espectro no toleran los cambios en las rutinas o las sorpresas.
– Indicar actividades de manera apropiada y clara, evitar lenguaje confuso,
siempre de frente al paciente y a su altura.
– Fomentar el trabajo en equipo; potenciar la sociabilidad, comunicación,
reciprocidad y empatía dentro de lo posible.
– Fomentar la autosuficiencia en tareas individuales.
– Fomentar la comprensión y expresión de emociones.
TDAH: Estrategias
Son pacientes que particularmente necesitan desarrollar autocontro y manejar sus
emociones. Las estrategias deben apuntar a como manejan las frustraciones, como
pueden socializar de manera efectiva y sin sobresaltos, evitar conductas disruptivas,
aprender técnicas de relajación para controlar la hiperactividad, entre otras. La
psicoeducación es muy importante. Recurran nuevamente al material de Guillermo
Fernandez D’Adam, “Haciendo Caminos 3”. También se puede recurrir al enfoque
Terapéutico Cognitivo Conductual
El reconocimiento de las emociones es de fundamental importancia en estos trastornos:
cuando el paciente reconoce las mismas, puede evitar que se llegue a situación de
crisis. Esta última se da cuando el paciente se siente superado por sus emociones, o
existe una sobrecarga de estímulos; entonces se desbordan los mecanismos de control
interno y hay un estallido de energía que se manifiesta en gritos, llanto, golpes, etc. Esto
es incontrolable a diferencia del berrinche (el paciente quiere algo y manifiesta de forma
inadecuada). Lo más importante es anticiparse a la crisis.
En caso de no haberse anticipado y que la crisis se haya detonado, el paciente debe
ser consolado por la persona que tenga el mayor vínculo afectivo. Lo mejor suele ser
abrazar, contenes, consolar de manera no verbal. Es importante mantener la seguridad
y que nadie se lesione.
Trastornos de la comunicación
En estos tipos de trastorno debemos recurrir como siempre a la fundamental paciencia.
Hay que adaptar nuestro lenguaje en vocabulario, velocidad y forma; darle tiempo al
paciente para que procese y responda; no exponerlo a menos que el propio paciente lo
pida; priorizar el lenguaje oral, pero acompañarlo con elementos de apoyo visuales o
auditivos si es necesario; dar instrucciones precisas y simples; procurar condiciones de
autosuficiencia.
Qué esperar en las psicosis
El episodio psicótico está dividido en fases que tienen una duración variable de acuerdo
con cada paciente.
Pródromo. Es la señal que anticipa al episodio, similar a lo que sucede con las “auras”
en la migraña. Los síntomas son inespecíficos, capaz imperceptibles. Los sentimientos,
pensamientos o percepciones se pueden ver modificados.
Fase aguda. Se manifiestan de forma clara lo síntomas positivos de la psicosis.
Alucinaciones, delirios, desorganización del pensamiento, etc. Es lo que se puede llamar
“brote”, y es lo que motiva en general la primer consulta al psiquiatra. Este brote puede
ser único o repetirse y constituirse de manera definida alguno de los trastornos como la
esquizofrenia.
Fase de recuperación o remisión. Los síntomas disminuyen de forma gradual, con un
tiempo variable. La medicación puede ayudar a acortar los tiempos y será momentánea
o crónica de acuerdo a la evolución posterior.
Abordaje de las psicosis
La medicación antipsicótica que será indicada siempre por un psiquiatra. Es importante
un seguimiento estricto y debe fomentarse su consumo por parte del paciente. La
generación de rutinas, fomentar la confianza y la escucha activa mejorará la adherencia
del paciente a este tipo de terapia farmacológica.
Al mismo tiempo, la psicoterapia y la psicoeducación (individual y familiar) brindan una
gran ayuda al abordaje integral del paciente, que buscará entre otras cosas la
adherencia al tratamiento y el diseño de estrategias específicas.
Pueden existir factores psicológico-emocionales o sociales estresantes y debemos
identificarlos de manera correcta para poder desarrollar herramientas a disposición del
paciente para evitarlos a tiempo.
Trastornos por sustancias
La empatía, no juzgar, el respeto, la escucha activa (ver apartado), la claridad del
discurso y la promoción de la inclusión son los pilares.
Cuestiones de abordaje en las vejeces
Aunque sea repetitivo, la empatía y la paciencia son la base del trabajo con estos
pacientes. El abordaje lo podremos basar en generar actividades a partir de los intereses
y motivaciones de los pacientes; fomentar la participación social e impulsar su
creatividad.
Estrategias en trastornos neurodegenerativos y demencias
Cuando trabajamos con una persona enferma de Parkinson debemos tener algunas
consideraciones con respecto a la sintomatología y a partir de ahí diseñar las
actividades.
Debemos motivar los ejercicios motores y posturales. La elongación puede enlentecer
el progreso de la rigidez que tienen estos pacientes. Con respecto a la marcha, pueden
necesitar dispositivos como el bastón o andador. Algunos pacientes no desean usarlos
y por eso pierden movilidad. Siempre se debe hablar con el paciente, no obligarlo.
Cuando los síntomas progresan puede pasar que lo pacientes no puedan alimentarse
por sus propios medios, bañarse o vestirse. Si bien de parte de esas dificultades se
encargan los cuidadores, debemos estimular la autosuficiencia.
Los trastornos de la comunicación pueden también aparecer en este tipo de pacientes.
En cuanto a las demencias es importante estimular lo mejor posible a la psiquis del
paciente. Establecer rutinas, no subestimar al paciente hablándole como un niño,
fomentar la autosuficiencia y libertad, generar espacios de inclusión y desarrollo de
habilidades agradables, simplificar tareas, estimular el buen humor y la actividad física,
entre otras cosas.
En personas con Alzheimer puede ser de utilidad el uso de ayudamemorias para que el
paciente evite por más tiempo olvidar cuestiones fundamentales como nombres, usos,
lugares de guarda, identificar elementos peligrosos, etc.
Aunque sean las demencias progresivas y no tengan cura, la tarea de retrasar el avance
y de acompañar el proceso es de una gran importancia tanto para el paciente como para
la familia.
BIOÉTICA
La bioética es una disciplina filosófica que surge el siglo pasado con el objetivo de
resguardar los derechos y la dignidad del paciente. Para conocer de forma básica de
que se trata, se indica ver el video diseñado para tal fin.
ACTIVIDADES.
Realizar una reflexión sobre los temas vistos. Elegir un tipo de paciente e imaginar
posibles abordajes y estrategias. Debe estar fundamentado con los materiales
bibliográficos facilitados, como también se puede utilizar material extra. Arial 11;
interlineado 1,15; dos páginas A4 máximo.
BIBLIOGRAFÍA
Recurrir a los archivos brindados.